Los países trabajarán juntos para eliminar la transmisión de la enfermedad de Chagas de madre a hijo.
Se estima que alrededor de 6 o 7 millones de personas en el mundo están infectadas con Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas (OMS, 2021). La mayoría viven en América Latina. En el continente, cada año se registran 30.000 nuevos casos y 12.000 muertes en promedio, se calcula también que unos 70 millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad (OPS, 2021). Aunque inicialmente surgía en las zonas rurales de América Latina, dada la creciente movilidad y urbanización, se presenta también cada vez más en entornos urbanos, y en otras regiones como Norteamérica y Europa (OMS, 2021).
Históricamente la principal vía de transmisión ha sido la vectorial, a través de las heces u orina del insecto triatomino (conocido como vinchuca, chipo, chinchorro, chirimacha, chinche, barbeiro, etcétera, dependiendo de la zona). Sin embargo, también hay otras vías como la congénita (transmisión de madre a hijo), la oral (ingestión de alimentos contaminados) y la que se produce a través de la donación de sangre y órganos (OMS, 2021).
En la fase aguda de la enfermedad, muchas veces asintomática, el parásito es detectable en la sangre y el tratamiento para la cura es muy eficaz. Si en cambio no se detecta en esta etapa, la persona pasa a una fase crónica asintomática que puede durar muchos años y en la que se hace muy difícil realizar el diagnóstico. Además, en dicho estadio el tratamiento es menos eficaz y la probabilidad de alcanzar la cura es mínima (Sosa-Estani et al, 2021).
“Hasta un 30% de los enfermos crónicos presentan alteraciones cardíacas y hasta un 10% padecen alteraciones digestivas, neurológicas o combinadas” (OMS, 2021). Además, pueden ocurrir episodios de muerte súbita asociada a los trastornos del ritmo cardíaco. Por todo esto se considera una enfermedad desatendida, silenciosa e “invisible” (Sosa-Estani et al, 2021).
Se estima que entre 8000 y 15.000 recién nacidos se infectan durante la gestación, lo que hace que la vía congénita sea hoy en día en muchos países una de las principales formas de transmisión. Para reducirla es vital la detección temprana y el tratamiento en embarazadas y mujeres en edad fértil. Esto exige acciones proactivas, dado que muchas veces la enfermedad es asintomática, tanto en las mujeres como en los recién nacidos (Sosa-Estani et al, 2021).
En este marco surgió la Iniciativa Iberoamericana Ningún bebé con Chagas, el camino hacia nuevas generaciones libres de Chagas (aprobada en la Cumbre de Andorra de 2021), la cual celebró su primer Consejo Intergubernamental en noviembre del mismo año. Su finalidad es contribuir a la eliminación de la transmisión materno infantil de la enfermedad desde un abordaje multidimensional, teniendo en cuenta las estrategias de control y prevención de otras formas de transmisión.
Entre sus objetivos específicos destaca el fortalecimiento de los sistemas de salud en materia de prevención, diagnóstico oportuno, tratamiento y seguimiento de la enfermedad de Chagas, con énfasis en las mujeres en edad fértil, embarazadas y recién nacidos. Lo anterior se realizará a través de distintos instrumentos como las asistencias técnicas entre los países participantes, la formación, el intercambio de experiencias y recursos, entre otros.
Actualmente la iniciativa cuenta con cuatro miembros plenos (Argentina, Brasil, Colombia y España) y otros cuatro invitados (El Salvador, Guatemala, Honduras y Paraguay). La presidencia de la Iniciativa la tiene Brasil y la Unidad Técnica la Fundación Mundo Sano de Argentina, organización que junto a la OPS y a ISGlobal han brindado apoyo técnico en todo el proceso de formulación.
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